Pequeños gestos que cambian mucho: el taller de cocina de aprovechamiento conquista a los asistentes

El pasado 18th September, el Espacio 360º de Supermercados masymas, en el corazón del centro comercial Parque Principado (Asturias), se llenó de aromas, preguntas y muchas ganas de aprender. Allí tuvo lugar un taller de cocina de aprovechamiento, enmarcado en la campaña "Every food counts", una iniciativa de masymas dentro del proyecto SPRINT project que busca recordarnos algo tan simple como poderoso: comer bien también significa hacerlo de manera responsable y sostenible.

La encargada de guiar la experiencia fue Carmen Ordiz, acompañada de su equipo, quienes diseñaron un taller con un enfoque muy práctico, muy de “esto lo puedes hacer tú en casa, sin complicaciones”. Y es que hablar de desperdicio alimentario puede sonar teórico, pero aquí se aterrizaron conceptos a lo cotidiano: cómo alargar la vida útil de los alimentos con pequeños trucos, qué hacer para organizar mejor la despensa y el frigorífico o cómo planificar las compras para evitar que medio cajón de verduras termine olvidado.

Además, hubo espacio para la creatividad. Carmen mostró cómo transformar sobras aparentemente poco atractivas en recetas nutritivas y llenas de sabor. Durante el taller se demostró que se pueden preparar platos tan ricos que nadie diría que son de “aprovechamiento”. Este enfoque no solo ayuda a gastar menos y a comer mejor, sino que también nos conecta con una forma de cocinar más respetuosa con el entorno.

El ambiente fue animado, cercano, con un público variado que no se limitó a escuchar: se animaron a preguntar, a comentar sus propias dudas y experiencias, y, por supuesto, a probar las recetas que se elaboraron en directo. Porque nada convence más que el sabor, y allí quedó claro que la cocina sostenible no tiene por qué ser aburrida ni complicada.

El evento contó, además, con la colaboración de COGERSA, que quiso aportar un extra muy especial: varios ejemplares del libro Resaborea. Los asistentes se lo llevaron a casa como un compañero de ideas, consejos y recetas para seguir practicando el aprovechamiento entre fogones.

Al final, lo que quedó fue un mensaje sencillo pero contundente: los pequeños gestos cuentan. Guardar ese trozo de comida que solemos tirar, reutilizar un ingrediente que parecía “ya sin futuro” o pensar dos veces antes de comprar de más… todo suma. Y, sumado, se convierte en un cambio real. Gracias a la iniciativa de masymas y el trabajo conjunto con COGERSA en el marco del proyecto SPRINT project, los asistentes pudieron comprobar que la sostenibilidad también se cocina, que cabe en un plato y que, además, sabe realmente bien.

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